La ética de San Agustín se basa en el AMOR, pues si el amor es verdadero no necesita ninguna ley moral. El principio básico de esto es: "Ama y haz lo que quieras", porque una persona que ama no daña. Es importante resaltar que hay que amar a los demás más que a nosotros mismos.
Como hemos visto con anterioridad, cada pensamiento filosófico encaminado al bien o la felicidad, está en estrecha relación con una concepción política, en este caso Agustín habla de que la ciudad perfecta es la "Ciudad de Dios" donde los hombres se aman menos a sí mismos para amar a Dios; opuestamente a dicha ciudad se encuentra otra que se denomina "Ciudad del hombre", donde los hombres se aman más a ellos mismos y como consecuencia, aman menos a Dios, lo que nos aleja del objetivo principal: el bien y/o felicidad.
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